EL COSTO DEL EGO EN LAS ORGANIZACIONES

De los primeros asombros que me lleve en mi carrera profesional fue el ver a ejecutivos  sumamente capacitados (títulos, certificaciones y demás) con sueldos chonchos , sentados en salas de junta lujosas y con accesorios de poder (pluma mont blanc, reloj patek philippe, etc) acomodados alrededor de una hermosa mesa de caoba  incapaces  de poder llegar a un acuerdo. Pensarán que decidir como abordar el calentamiento global o mejorar las condiciones de la comunidad  no es asunto sencillo pero  me refiero  a situaciones mas mundanas como cambiar de proveedor, decidir si se pone cultura de calidad o gente que vive la cultura de calidad en el documento que incluye la planeación estratégica o juzgar de una vez por todas al que resulte  culpable del último retraso en la producción.

 

Así que antes de hacer un cálculo estimado del costo promedio del ego en una empresa, mencionaré para su entretenimiento algunos de las mas grandes representaciones que he presenciado:

 

-       El ego disfrazado de palabras rimbombantes.- Pensarán ¿pero que de plano estos ejecutivos no tienen buenas ideas?, por supuesto que las tienen. Créanme que a menudo los grandes problemas de la organización empiezan pequeñitos y existe un humano que identifica la bomba por explotar desde  que se esta cocinando. El verdadero problema (bueno fuera que fuera la bomba) es que el argumento de este humano puede verse disminuido por  “el rimbombante”. Aquél que sin saber mucho (o nada) del tema hace referencia a un artículo que leyó en la Harvard Business Review,  o cita a un autor de moda relacionándolo con un autor de libro de texto e incluye en su discurso alguno que otro anglicismo de moda en el mundo corporativo. Entonces, esta buena idea se ve aplastada por una mala  que se escucha muy linda.

-       El ego disfrazado de halagos.- He visto jefes y dueños de empresas sumamente capaces de dejar su ego a un lado y con una habilidad increíble de gestionar gente brillante y experta en sus `áreas, sin embargo, también he conocido uno que otro espécimen que le fascina tener la razón y bajo el lema “es mi empresa y aquí se se hace lo que yo diga” tiene un séquito bien entrenado de seguidores (vicepresidentes, gerentes regionales, etc. )que han aprendido que la forma de escalar en el organigrama es  endulzando y engrandeciendo el ego del elegido (dueño o jefe supremo) entonces frases como “me parece excelente tu idea” (cuando es una idiotez ), “no lo había pensando, pero vaya que el proyecto es visionario” (cuando el “proyecto” lleva en el mercado algunos años), etc, etc, etc. Y como contradecir o cuestionar esta fuera de la mesa, también lo esta la innovación.

-       El ego disfrazado de poder.- Si, ya se que están pensando que el poder es necesario y estoy completamente de acuerdo, muchos problemas se generan cuando no empoderamos a los ejecutivos. Pero estoy hablando de estos “cotos de poder” (áreas de la empresa) que se forman de vez en vez y hacen que sus cabezas (humanos con algún tipo de nombramiento) los defiendan a capa y espada. Si bien parte del liderazgo involucra  el cultivar el trabajo en equipo y la lealtad, este ego disfrazado de poder triunfa porque mientras VENTAS le gana la batalla a PRODUCCIÓN y COMPRAS pone en ridículo a MERCADOTECNIA no se dan cuenta que el BARCO EMPRESA se hunde cada vez mas. El problema de este poder es que hace que la gente se olvide que la verdadera competencia esta afuera no adentro de la organización.

 

Entonces, entre palabras rimbombantes, halagos y cotos de poder las ideas no resultan tan productivas, la burocracia se hace cultura y las juntas se hacen costosas. Hagamos un pequeño ejercicio, asumamos que en la empresa el gerente general gana $90,000 mensuales y su primera línea compuesta por 8 gerentes andan en los $70,000. Si trabajan 40 horas semanales, tener una hora reunida a estos nueve personajes le cuesta a la empresa $4,062.50 mínimo (porque nos sabemos cuanto cuesta lo que esta dejando de hacer o en cuanto se incrementa su sueldo  por aguinaldo, bono, prestaciones y demás).  ¿Cómo sabemos si le asignamos este costo al ego?, muy sencillo,  si las preguntas ¿para que están reunidos?  y ¿qué beneficio obtuvo la empresa de  que estuvieran reunidos? Necesitan mas de un párrafo de explicación y te resultaría complicadísimo que lo entendiera un niño de 10 años…  OJO es probable que el ego tenga un silla preferencial y se este comiendo recursos valiosos de la  organización.

 

Así que en honor a la creatividad y a  la productividad pongamos a dieta al ego, bajémonos del mundo de los dioses y recordemos que somos humanos que desempeñamos un trabajo, pongamos nuestra capacidad y experiencia al servicio de los demás y trabajemos por la visión de nuestra empresa.

 

Para aquellos que quieren seguir cultivando su ego, una humilde sugerencia:  si no están dispuestos a escuchar una respuesta distinta a la que tienen en mente, no pregunten, porque nada he encontrado mas  absurdo que el “jefe” reúna a “su gente” para pedir su opinión y cuando esta no le parece acabe haciendo “su santa voluntad”. A veces una simple instrucción basta.

 

Y para aquellos mortales que sufrimos estas reuniones ¿Qué están esperando?, Hablen, opinen, justifiquen sus ideas  y si no son escuchados: HUYAN, que el deseo de tener siempre la razón y el virus de “así son las cosas y nunca van cambiar” es contagioso y a la larga acaba puede  poner fin a nuestro crecimiento profesional.